lunes, 30 de abril de 2012

Colibrí






Allí estás…
En raro atardecer, arqueado por la  luz,
que infiltra aquel dolor, aquieta su prisión ,
explica qué es vivir , enciende el corazón,
acerca el Cielo.

Yo se que estás allí…
en el Portal de un mundo, de tierno corazón,
de hacer en el amor, de fin fecundo.

Te miro para ver, si puedo escudriñar
que cieno magistral te armó del barro aquel,
tan noble y especial, tan nuestro y esencial
que no lo vemos.

Y estás…
Danzando con el sol, jugando a ser señor
de grillos y de ceibas, de rizos caprichosos
de enaguas de la luna, de arroyos que se peinan
crispándose entre  piedras.

Surcando manantiales en barcos de papel
que arriban a granel, ¡tierna rebeldía corsaria!
dispuestos a salvar  de su cautividad
a aquella que quedó sumida en el dolor:
la Historia Sabia.


Atisbando
por Pierre Renoir


Sois vos…
Antorcha del amor que tiene que venir,
que en cuevas del Ayer,
se acerca hasta la piel
del  Hoy  y de la Tierra.
Y allí, sin calcular, se pone a desvelar
la tez sin maquillar de una Promesa.
Señor y colibrí de un lento despertar,
que puja por salir, que sabe adonde va,
que viene a definir, y en ello a apaciguar,
la Hora Inquieta.

Tu ser…lo sé,
No es Fuego Arrasador, Tornado Destructor,
ni Padre Vengador, ni Niña Ciega.
No es Sol Sacrificial, ni Sangre de Corderos,
ni Excelsa Trinidad, no busca ver el Grial,
no es Cruel Caballero.

Es savia circulando debajo de la tierra.
Es haz de luces bellas que sin ardor penetran;
se instalan en el alma, la llenan de placentas.
No paran de ser luna: danzan, juegan,
brillan, narran, cuentan…

Y así …
Enseñan que actuar los sueños,
torna la vida bella…incierta.
Que un sueño con los otros,
tiene futuro en la Tierra,
si confiándolo al Arco Iris
-señal del tiempo que llega-
logramos abrir las puertas,
para que  llegue la luna
a calmarnos la Sed insomne… 
desvelada, despierta.


Distancias


Curiosa por J. J. J. Tissot


Tenía tu pecho aromas salvajes
y un lobo  acechando, en anlage.
Tenía tu pena muy rica hojarasca
gorjeos, murmullos, acuosas gargantas.
Tenía tu mirada dos mágicos trechos
que habrían mil otros de ternura hechos.

Mas llegó en mal tiempo una seca amarga,
sin profeta sabio que al rey la anunciara.
Ya no fue posible evitar las pestes
arder en dolores, ver la vida inerte
 Y esperar estoicos otro tiempo bueno
de afín primavera, detrás del  invierno

O confiar que el cosmos cumplirá sus ciclos
de vida, de muerte, de fin y principio
de fases de luna y eternos solsticios
de viejas pasiones y de amores niños
…como el tuyo y mío, como lo infinito.



A veces debo… decretar que todo lo que muere ha de ser soltado